Etiqueta: ciencia

  • Un invento para reducir la contaminación plástica

    Un invento para reducir la contaminación plástica

    Cada año producimos cientos de millones de toneladas de plástico. Mucho es PET (botellas y envases). En 2022, científic@s de la Universidad de Texas presentaron FAST-PETasa, una enzima que desarma ese plástico en horas o días y permite re-utilizarlo, en lugar de quemarlo o enterrarlo.

    De la naturaleza al laboratorio
    La idea nace al estudiar microbios que degradan el PET en la naturaleza. Con ese aprendizaje, mejoraron la enzima para que funcione a baja temperatura y sea más rápida.

    Qué cambia si se escala
    Hoy se prueba en plantas de reciclaje. Si se adopta en mayor escala, el PET podría circular más veces con menor impacto, reduciendo no sólo residuos, sino demanda de materia prima virgen.

    Oportunidad para la región
    En Argentina y en países vecinos, esta tecnología puede complementar la recolección diferenciada, a las cooperativas cartoneras y plantas de clasificación. Cuanto más limpio y separado llegue el PET, mejor funciona la enzima y mayor es la calidad del material recuperado. 

    Con políticas de envases y compras públicas sostenibles, podemos cerrar el ciclo de botellas y textiles de poliéster, generar menos basura, recuperar más material y cultivar una economía que se regenera, tal como lo hace la naturaleza.

    Lo simple suma: separar limpio, apoyar a las cooperativas, elegir envases retornables. La innovación ayuda, pero es la comunidad la que lo hace posible.

    Para saber más

  • MOF: diseñar el vacío para resolver problemas concretos

    MOF: diseñar el vacío para resolver problemas concretos

    Es urgente encontrar formas más inteligentes de capturar, separar y purificar moléculas. Aire, agua, alimentos y energía comparten el mismo obstáculo: necesitamos materiales que funcionen sin gastar de más. 

    El Premio Nobel de Química 2025 reconoció a Richard Robson, Susumu Kitagawa y Omar M. Yaghi por abrir el camino creando los MOF: marcos metal‑orgánicos, cristales con cavidades internas diseñadas a medida. El vacío, adentro, tiene un propósito.

    Un MOF es como un panal a escala microscópica. Se arma con dos piezas: nodos metálicos y puentes orgánicos. Juntos forman una red rígida llena de huecos invisibles a simple vista, pero con una superficie interna enorme. Ahí está la clave: cuanta más “pared interna” hay, mejor puede pegarse la molécula que queremos capturar. Cambiando el metal, el puente o un detalle químico de la pared, se elige qué moléculas prefiere el material. No hace falta saber química para entenderlo, es como ajustar el tamaño y el imán de un colador.

    En la práctica, los MOF se integran en filtros, cartuchos o recubrimientos. El aire o el agua pasan a través, las moléculas objetivo se adhieren a las paredes internas y, cuando el material se llena, se regenera: se cambia la temperatura o la presión, o se usa un gas de barrido para liberarlas. Ese ciclo se repite muchas veces.

    El aporte de los premiados fue complementario. Robson imaginó la arquitectura. Kitagawa mostró que estas redes pueden “respirar” y seguir funcionando. Yaghi les dio estabilidad y un método para diseñarlas a medida. Juntos, convirtieron el espacio interno en una herramienta.

    Ayudemos a que estas alternativas lleguen a donde más impacto puedan tener. Compartí esta nota e investigá más sobre estas soluciones porosas para tu empresa, universidad o municipio. El cambio empieza por elegir tecnologías que hagan más con menos.

    Si querés saber más:

  • La teoría Orch OR

    La teoría Orch OR

    Cuando la física cuántica entra en el misterio de la mente.

     

    ¿Y si la conciencia no fuera solo un producto del cerebro, sino una manifestación profunda del universo mismo?

    Esa es la audaz propuesta de la teoría Orch OR (Reducción Objetiva Orquestada), desarrollada en los años 90 por el físico británico Roger Penrose y el anestesiólogo estadounidense Stuart Hameroff.

    Esta teoría sugiere que la conciencia surge de procesos cuánticos que ocurren dentro de las neuronas, específicamente en estructuras llamadas microtúbulos, y que estos procesos estarían conectados con la geometría fundamental del espacio-tiempo.

    ¿Qué es la teoría Orch OR?

    A diferencia de las teorías tradicionales que explican la conciencia como una consecuencia de la actividad neuronal compleja, Orch OR propone que:

    • Los microtúbulos —estructuras internas de las neuronas— actúan como pequeños procesadores cuánticos.

    • En su interior ocurren superposiciones cuánticas (un estado en el que una partícula puede estar en varios estados al mismo tiempo).

    • Cuando estas superposiciones colapsan de forma “objetiva” (no al azar), generan momentos de conciencia.

    • Este colapso está influenciado por la estructura del espacio-tiempo, lo que conecta la actividad cerebral con las leyes más profundas del universo.

    ¿Cómo funciona este proceso?

    Según la teoría, los microtúbulos pueden mantener estados cuánticos coherentes dentro del entorno cerebral. Cuando estos estados alcanzan un umbral determinado, colapsan, produciendo un evento consciente.

    Estos colapsos ocurrirían miles de veces por segundo, lo que daría lugar a la experiencia continua de la conciencia.

    Desde esta perspectiva, la conciencia no surge sólo de conexiones eléctricas y reacciones químicas, sino de una danza cuántica que sucede en lo más profundo de nuestras células.
    Esta visión plantea que el cerebro sería más bien una especie de receptor o modulador de conciencia, no su única fuente. Es decir, la conciencia estaría presente en el universo de manera fundamental, y el cerebro humano sería un instrumento afinado para percibirla, procesarla y manifestarla.

    La teoría Orch OR propone una nueva forma de entender la conciencia: no como un fenómeno aislado dentro del cerebro, sino como un proceso que está profundamente conectado con la física cuántica y el tejido del universo.

    Una visión que une ciencia y espiritualidad, y nos invita a reconsiderar quiénes somos… y qué es lo que realmente nos hace estar conscientes.

    Si querés profundizar en la teoría Orch OR, te compartimos algunos recursos confiables y accesibles:

    -Hameroff, S., & Penrose, R. (2014) – Consciousness in the Universe: A Review of the Orch OR Theory (lo podés leer aquí)

    Página oficial del investigador con resúmenes accesibles: hameroff.arizona.edu

    Wikipedia en español: Reducción Objetiva Orquestada

  • ¿Pueden tus células escuchar?

    ¿Pueden tus células escuchar?

    Vibración, sonido y conciencia celular.

     

    Un estudio reciente realizado por científicos en Japón demostró algo asombroso: las ondas sonoras, aquellas que sí podemos oír con nuestros oídos, pueden modificar la expresión genética de nuestras células. En concreto, lograron detener la formación de células grasas y activar o desactivar más de 140 genes en el proceso.

    Aunque las células no tienen oídos, sí pueden “sentir” el sonido a través de un mecanismo llamado mecanotransducción: las vibraciones físicas del sonido se traducen en señales internas que afectan directamente el funcionamiento celular. Esta revelación está abriendo camino a un nuevo campo de estudio llamado sonogenética, donde el sonido se investiga como herramienta terapéutica para influir en condiciones como el cáncer, enfermedades neurológicas y la regeneración con células madre.
    Pero más allá del laboratorio, este descubrimiento toca una fibra profunda. ¿Y si todo nuestro cuerpo está “escuchando”, incluso cuando sólo creemos estar oyendo con los oídos? ¿Y si el sonido —como lo intuían muchas tradiciones espirituales antiguas— no sólo es arte o comunicación, sino también una medicina vibracional que reprograma la vida misma desde sus cimientos?

    Nikola Tesla lo dijo hace más de un siglo:

    «Si quieres encontrar los secretos del universo, piensa en términos de energía, frecuencia y vibración.«

    Hoy, la ciencia empieza a darle la razón.

    Si querés saber más:

    Estudio original

    La sonogenética

    Artículo en The Scientist