Etiqueta: conciencia

  • Luz y oscuridad: dos caras de lo mismo

    Luz y oscuridad: dos caras de lo mismo

    ¿Alguna vez pensaste que quizás la oscuridad y la luz son parte de lo mismo? Si en vez de una línea con paz en un extremo y dolor en el otro, miramos un círculo, los aparentes opuestos se tocarían. 

    La mente sufre al compararlo todo con lo que cree que debería ser. Cuando no negamos la sombra, y emprendemos un camino para poder integrarla, cambia la forma de ver las cosas. Aceptar la totalidad de luz y sombra es dejar de pelear con lo que es para poder volver al presente.

    Integrar no es justificar ni resignarse. Es reconocer la experiencia tal como es para recuperar libertad de respuesta. Desde ahí, lo que llamábamos problema puede volverse información, y lo que parecía amenaza puede convertirse en un umbral para transformarnos. 

    La unidad no borra las diferencias, porque les da un contexto donde dejan de dominar.

    Esta mirada también desactiva la rigidez de las etiquetas. En lugar de “esto es bueno, aquello es malo”, aparece un continuo con matices. En ese continuo podemos movernos con menos juicio y más discernimiento. 

    La paz no llega por negar el dolor, sino por incluirlo sin que nos trague. Cuando dejamos de resistir, el círculo se hace visible y la energía vuelve a fluir.

  • Silenciarnos para escucharla

    Silenciarnos para escucharla

    Los seres humanos en ciudades, y muchos quienes vivimos en el campo, hemos perdido el vínculo sagrado con la naturaleza. Esa delicadeza, respeto y sensibilidad que conservaron por milenios nuestras comunidades ancestrales u originarias para relacionarse con la Pachamama, o gran Madre-Espacio-Tiempo, y con sus ritmos micro y macro cósmicos. 

    Al irnos trasladando a los centros urbanos y hacernos cada vez más sedentarios fue, poco a poco, instalándose una conciencia antropocéntrica, separada de nuestra naturaleza esencial original, o sentido de unidad y unión con el todo. Junto con ello, fuimos olvidando los pagamentos, las ofrendas y las celebraciones de agradecimiento para honrar los ciclos y la continuidad a la vida, y como consecuencia perdimos nuestra identidad espiritual.

    En lugar de ser los amantes y guardianes de los ritmos, ceremonias, cantos y alabanzas a la Madre Tierra-Padre Cosmos –rol fundamental del ser humano que los pueblos indígenas todavía conservan–, nos convertimos en los estrategas, productores y consumidores de sus regalos. Olvidamos nuestra labor fundamental en el concierto de la vida, y en lugar de tomar sólo lo necesario y hacer lo que nos corresponde, nos posicionamos al centro, como los creadores, y nos tomamos todo el espacio.  Instauramos las filosofías y las ciencias para validar nuestra separación –fuente profunda del sufrimiento humano– y nos exiliamos de nuestros hermanos y familia terrestre. 

    De un día para otro, ya no podíamos escucharlos. Ya no podíamos sentir el susurro amoroso de nuestra Madre, acunándonos, tampoco las instrucciones del padre, abriendo el camino, clarificándolo. Nuestro corazón empezó a cerrarse, y ya no recibía la abundante energía con sus bendiciones sanándonos. De esta triste separación surge la intención de Pachamama Alliance de cómo ayudarnos mutuamente a recordar cómo era escuchar a la Tierra. Cómo se siente el estar íntimamente comunicados, nutridos y amados por ella.

    Lo primero que intuyo podemos hacer para volver a sentir nuestro vínculo con ella es retirar tanta atención y poder entregado a las diversas tecnologías y aparatos electrónicos. Volver a verlos como lo que son, máquinas e instrumentos, y retornar al cuerpo.  Pues es por nuestras venas por donde corren, literalmente, los ríos de la Tierra. Y es en nuestro corazón donde podemos sentir el espíritu de todos los seres. Sentir nuevamente la unión. 

    Lo segundo podría ser volver a mirarla, acariciarla. Contemplar su belleza, reconocer sus besos en el rocío, en la brisa, en el atardecer que para nosotros jamás olvida. Entrar en contacto físico y sensorial con ella. Allí están sus mensajes y cariños en las flores, en las nubes, en el canto de las aves, de los grillos, en el zumbido de las abejas o de un colibrí. Siempre nos habla, todo está sincronizado y en todas partes hay instrucciones, como nos enseña el líder ceremonial andino, Arkan Lushwala, nuestro guía en el arte de la escucha profunda a la Tierra. 

    Y lo tercero es silenciarnos, atesorar la quietud, la comunión con el vacío que somos, lo que nos permite descansar en el ser. Pues no hay escucha posible en una mente demasiado activa y antropocéntrica, que prioriza el intelecto, las emociones y las relaciones exclusivamente humanas. 

    Todo fluirá mejor si nos reubicamos en la posición y conciencia que nos corresponde: la de un integrante más en el gran árbol de la vida.

    Entonces, quizá, si humildemente nos silenciamos, si acallamos la gran corriente de ideas y pensamientos, si abrimos el corazón y nuestros sentidos físicos y espirituales, a una escucha más amplia, más vulnerable, más sutil, quizá, sólo quizá, podamos percibir el más grande de todos los regalos: la ternura amorosa, dulce y sabia de nuestra Madre. 

  • Influencia de las experiencias intrauterinas en nuestra memoria celular

    Influencia de las experiencias intrauterinas en nuestra memoria celular

    Cuando nos preguntan cuántos años tenemos, iniciamos la cuenta a partir del día que nacimos, dejando en evidencia que los meses previos que vivimos en el vientre materno quedan en sombra. Tenemos interiorizado que nuestra vida se inicia en el nacimiento y nos organizamos conscientemente a partir de allí, sin considerar el impacto de nuestras vivencias, experiencias y emociones vividas en el útero como parte relevante de nuestra existencia.

    Hasta ahora la ciencia ha considerado que el cerebro y el sistema nervioso central eran causa y origen de la conducta y de la psique humana, viendo en el embrión solo genes, células, tejidos y procesos biológicos y bioquímicos, en lugar de ver en él a un ser consciente. Sin embargo, se ha comprobado que las memorias de lo vivido en este periodo quedan guardadas en nuestras células y se evidencian en nuestro cuerpo, en nuestra manera de comportarnos y en nuestra forma de relacionarnos y pueden manifestar como sueños recurrentes, pensamientos, hábitos, miedos, síntomas, etc.

    Según la psicología pre y perinatal, nuestra biografía empieza el día de nuestra concepción. No nos convertimos en personas en algún momento de nuestra vida, sino que nos desarrollamos como personas desde que somos concebidos, porque desde el inicio ya tenemos nuestra propia identidad y personalidad única. Por lo tanto, muchas de nuestras conductas y formas de responder ante las situaciones que se nos presentan en la vida adulta no provienen de nuestra infancia sino desde el inicio de nuestra gestación en el útero materno.

    Hay innumerables evidencias que todas aquellas experiencias vividas durante los nueve meses de nuestra gestación dejan huellas impactantes en nuestro desarrollo como seres humanos. En los treinta años que me dedico a trabajar con la Técnica de Decodificación de la Memoria Celular, he podido comprobarlo en innumerables casos. Por ejemplo, personas que sintieron que decepcionaban a sus padres o madres porque ya sabían antes de nacer que no eran el varón o la nena que ellos hubieran deseado. Como consecuencia algunos desarrollaron una sentimiento de no ser suficientes, de baja autoestima, otros mucha autoexigencia para dejarlos contentos, o se sobreadaptaron por miedo a ser rechazados.

    En las últimas décadas, diferentes psicólogos y psicoterapeutas han descubierto casos tanto de adultos como niños/as que recuerdan espontáneamente sus vidas prenatales y sus nacimientos y que estos recuerdos han sido corroborados por registros hospitalarios o por la información facilitada por sus padres y madres.

    Recuerdo el caso de una joven que no tenía ninguna dificultad biológica para ser madre pero no podía quedar embarazada. Durante la consulta apareció que durante su gestación ella había sentido mucho miedo a morir. Al hablar con su madre, descubrió que ella había perdido varios embarazos antes de su llegada y que tenía pánico a que volviera a suceder. En un segundo encuentro pudimos liberar ese miedo a la pérdida guardado en su memoria inconsciente y al poco tiempo me llamó para contarme que estaba esperando mellizos.

    La psicóloga Wendy Anne McCarty, autora del libro “La conciencia del bebé antes de nacer”, documenta experiencias que han demostrado que somos seres conscientes y sensibles desde el inicio de la vida, y que existimos como seres sensibles desde antes de nuestra vida física y que así ha sido desde el comienzo de la existencia humana. Muchas culturas antiguas lo corroboran. De hecho, sus costumbres en torno al momento del nacimiento y el cuidado del embarazo son totalmente coherentes con los descubrimientos que está realizando la ciencia contemporánea, y se hallan a años luz de las erróneas prácticas seguidas en la vida modernas. De hecho, en los países de Oriente, en la época antigua, al momento de nacer ya se celebraba el primer año de vida, dado que consideraban que nuestra existencia no se iniciaba con el nacimiento sino en el mismo momento que fuimos concebidos.

    Si podemos ampliar nuestra percepción para incluir estas memorias que nos constituyen, comprobaremos que empezamos a vivir antes de nacer y recordaremos que llegamos al mundo plenamente conscientes desde el inicio de la vida.

  • La elección y la transformación personal

    La elección y la transformación personal

    ¿Cómo podemos elegir desde un lugar más consciente?

    En cada etapa de la vida, cuando enfrentamos momentos difíciles, se nos presenta la oportunidad de elegir. Podemos explorar nuestra existencia y cambiar la dirección de nuestro camino. Ya sea en momentos difíciles o de tranquilidad, llegamos a una encrucijada donde nuestras decisiones impulsan nuestra transformación personal.

    Nuestras elecciones, incluso las más automáticas, influyen profundamente en nuestra realidad.

    A lo largo de la historia, las crisis no siempre nos salvan automáticamente, pero sí nos ofrecen la oportunidad de elegir conscientemente. Cuando todo parece desmoronarse, podemos examinar nuestras elecciones pasadas y creencias arraigadas. Desde esta introspección, podemos dar forma a un futuro más auténtico.

    Durante la pandemia, la humanidad se encontró en una situación única. Las tendencias hacia el aislamiento, la dependencia de la tecnología y la pérdida de conexiones personales se hicieron más evidentes. Las elecciones inconscientes que nos llevaron a este punto quedaron al descubierto, mostrándonos un posible futuro extremo.

    En este proceso de elección, también se destaca la importancia de cuestionar nuestras creencias arraigadas. Para lograr una transformación real, debemos desafiar las creencias que forman la base de nuestro actual modo de vida. La pregunta persistente es: ¿estamos dispuestos a dejar atrás lo conocido y abrazar la posibilidad de un renacimiento personal y colectivo?

    Este llamado a la reflexión y acción nos recuerda que, aunque las crisis pueden ser poderosos impulsores, la elección consciente siempre está presente. Más allá de los momentos difíciles, una verdad innegable emerge: la elección no tiene fondo. Solo se convierte en fondo cuando elegimos levantarnos desde ahí.

    En cada paso de la vida, enfrentamos decisiones, incluso las aparentemente pequeñas. La conciencia de nuestras elecciones nos da poder, nos permite superar los límites que nosotros mismos nos imponemos y moldear un destino que refleje nuestra verdadera esencia.

    Así, en este viaje de autodescubrimiento y transformación, recordamos que la verdadera libertad reside en elegir conscientemente.

  • La teoría Orch OR

    La teoría Orch OR

    Cuando la física cuántica entra en el misterio de la mente.

     

    ¿Y si la conciencia no fuera solo un producto del cerebro, sino una manifestación profunda del universo mismo?

    Esa es la audaz propuesta de la teoría Orch OR (Reducción Objetiva Orquestada), desarrollada en los años 90 por el físico británico Roger Penrose y el anestesiólogo estadounidense Stuart Hameroff.

    Esta teoría sugiere que la conciencia surge de procesos cuánticos que ocurren dentro de las neuronas, específicamente en estructuras llamadas microtúbulos, y que estos procesos estarían conectados con la geometría fundamental del espacio-tiempo.

    ¿Qué es la teoría Orch OR?

    A diferencia de las teorías tradicionales que explican la conciencia como una consecuencia de la actividad neuronal compleja, Orch OR propone que:

    • Los microtúbulos —estructuras internas de las neuronas— actúan como pequeños procesadores cuánticos.

    • En su interior ocurren superposiciones cuánticas (un estado en el que una partícula puede estar en varios estados al mismo tiempo).

    • Cuando estas superposiciones colapsan de forma “objetiva” (no al azar), generan momentos de conciencia.

    • Este colapso está influenciado por la estructura del espacio-tiempo, lo que conecta la actividad cerebral con las leyes más profundas del universo.

    ¿Cómo funciona este proceso?

    Según la teoría, los microtúbulos pueden mantener estados cuánticos coherentes dentro del entorno cerebral. Cuando estos estados alcanzan un umbral determinado, colapsan, produciendo un evento consciente.

    Estos colapsos ocurrirían miles de veces por segundo, lo que daría lugar a la experiencia continua de la conciencia.

    Desde esta perspectiva, la conciencia no surge sólo de conexiones eléctricas y reacciones químicas, sino de una danza cuántica que sucede en lo más profundo de nuestras células.
    Esta visión plantea que el cerebro sería más bien una especie de receptor o modulador de conciencia, no su única fuente. Es decir, la conciencia estaría presente en el universo de manera fundamental, y el cerebro humano sería un instrumento afinado para percibirla, procesarla y manifestarla.

    La teoría Orch OR propone una nueva forma de entender la conciencia: no como un fenómeno aislado dentro del cerebro, sino como un proceso que está profundamente conectado con la física cuántica y el tejido del universo.

    Una visión que une ciencia y espiritualidad, y nos invita a reconsiderar quiénes somos… y qué es lo que realmente nos hace estar conscientes.

    Si querés profundizar en la teoría Orch OR, te compartimos algunos recursos confiables y accesibles:

    -Hameroff, S., & Penrose, R. (2014) – Consciousness in the Universe: A Review of the Orch OR Theory (lo podés leer aquí)

    Página oficial del investigador con resúmenes accesibles: hameroff.arizona.edu

    Wikipedia en español: Reducción Objetiva Orquestada