Categoría: Holistik

  • Las escalas de vida en el Universo

    Las escalas de vida en el Universo

    La autosimilitud es una característica de los fractales: todas las escalas son idénticas excepto por su tamaño. Esta compresión arroja mucha data sobre nuestra posición en la “escala de vida” en el Universo.

    Cada célula de tu cuerpo es una unidad que elabora y procesa su alimento, lo desecha y cumple una función. Pero al mismo tiempo, cada célula contiene un modelo de información acerca de la TOTALIDAD y es influida por la unidad orgánica de la cual forma parte. Podemos decir que cada elemento posee cierto grado de independencia, pero simultáneamente de dependencia con respecto a la unidad de la cual forma parte.

    Para cada célula, las influencias que recibe provienen de una Unidad misteriosa, inaccesible y trascendente (el cuerpo entero).

    Exactamente lo mismo sucede en la siguiente escala del fractal. La consciencia individual -cuya totalidad se limita en principio al cuerpo- recibe influencias misteriosas e inaccesibles de una UNIDAD que la trasciende. La Psicofisiología denomina esta red Hipercampo, y podría definirse como el sustrato energético estructural de la Conciencia Planetaria. De “La Meditación”, J. Grinberg:

    “…Sabemos, por los últimos descubrimientos psicofisiológicos, que el cerebro humano mantiene un constante intercambio energético con el resto de los cerebros … Estos campos crean una especie de red de interacciones sostenidas por la estructura del Espacio. Esta red vibrante, viva y dinámica, constituye el nivel más refinado de la Noosfera y en ella se inscribe el conjunto de la actividad cerebral de la especie humana.”

  • Entrelazamiento cuántico

    Entrelazamiento cuántico

    El mes pasado trascendió la imagen de una interferometría, que muestra cómo coquetean y danzan dos fotones en el estado de entrelazamiento. Claro está que se trata de una captura estática, aunque los fotones están en continuo movimiento y equilibrio dinámico (como todo en el Universo). Es inequívoca la similitud con el símbolo del Yin-Yang.

    Notar una particularidad de este símbolo: la «S» del símbolo taoísta, que es la curva que equilibra las polaridades opuestas, está codificada según el número de oro PHI… más que una particularidad, es un guiño del Universo al usar geométricamente la proporción dorada para describir aquello que integra ambas polaridades. Lo destacable es que la simbología siempre encuentra un correlato en el mundo material.

    Toda la información ya está entrelazada, y muchas tradiciones antiguas dieron pistas claras sobre el funcionamiento del plano material a través de sus símbolos. La distribución de la primera fotografía de enlaces interatómicas (de IBM) es idéntica a la del Fruto de la Vida, geometría que proviene de la Flor de la Vida, un símbolo que aparece en diferentes culturas que no compartieron espacio y tiempo en la historia. Y así todo, mostraban ese mismo símbolo. No se tratan solo de símbolos, como decíamos; se tratan de descripciones precisas de la realidad material.

  • La elección y la transformación personal

    La elección y la transformación personal

    ¿Cómo podemos elegir desde un lugar más consciente?

    En cada etapa de la vida, cuando enfrentamos momentos difíciles, se nos presenta la oportunidad de elegir. Podemos explorar nuestra existencia y cambiar la dirección de nuestro camino. Ya sea en momentos difíciles o de tranquilidad, llegamos a una encrucijada donde nuestras decisiones impulsan nuestra transformación personal.

    Nuestras elecciones, incluso las más automáticas, influyen profundamente en nuestra realidad.

    A lo largo de la historia, las crisis no siempre nos salvan automáticamente, pero sí nos ofrecen la oportunidad de elegir conscientemente. Cuando todo parece desmoronarse, podemos examinar nuestras elecciones pasadas y creencias arraigadas. Desde esta introspección, podemos dar forma a un futuro más auténtico.

    Durante la pandemia, la humanidad se encontró en una situación única. Las tendencias hacia el aislamiento, la dependencia de la tecnología y la pérdida de conexiones personales se hicieron más evidentes. Las elecciones inconscientes que nos llevaron a este punto quedaron al descubierto, mostrándonos un posible futuro extremo.

    En este proceso de elección, también se destaca la importancia de cuestionar nuestras creencias arraigadas. Para lograr una transformación real, debemos desafiar las creencias que forman la base de nuestro actual modo de vida. La pregunta persistente es: ¿estamos dispuestos a dejar atrás lo conocido y abrazar la posibilidad de un renacimiento personal y colectivo?

    Este llamado a la reflexión y acción nos recuerda que, aunque las crisis pueden ser poderosos impulsores, la elección consciente siempre está presente. Más allá de los momentos difíciles, una verdad innegable emerge: la elección no tiene fondo. Solo se convierte en fondo cuando elegimos levantarnos desde ahí.

    En cada paso de la vida, enfrentamos decisiones, incluso las aparentemente pequeñas. La conciencia de nuestras elecciones nos da poder, nos permite superar los límites que nosotros mismos nos imponemos y moldear un destino que refleje nuestra verdadera esencia.

    Así, en este viaje de autodescubrimiento y transformación, recordamos que la verdadera libertad reside en elegir conscientemente.

  • La teoría Orch OR

    La teoría Orch OR

    Cuando la física cuántica entra en el misterio de la mente.

     

    ¿Y si la conciencia no fuera solo un producto del cerebro, sino una manifestación profunda del universo mismo?

    Esa es la audaz propuesta de la teoría Orch OR (Reducción Objetiva Orquestada), desarrollada en los años 90 por el físico británico Roger Penrose y el anestesiólogo estadounidense Stuart Hameroff.

    Esta teoría sugiere que la conciencia surge de procesos cuánticos que ocurren dentro de las neuronas, específicamente en estructuras llamadas microtúbulos, y que estos procesos estarían conectados con la geometría fundamental del espacio-tiempo.

    ¿Qué es la teoría Orch OR?

    A diferencia de las teorías tradicionales que explican la conciencia como una consecuencia de la actividad neuronal compleja, Orch OR propone que:

    • Los microtúbulos —estructuras internas de las neuronas— actúan como pequeños procesadores cuánticos.

    • En su interior ocurren superposiciones cuánticas (un estado en el que una partícula puede estar en varios estados al mismo tiempo).

    • Cuando estas superposiciones colapsan de forma “objetiva” (no al azar), generan momentos de conciencia.

    • Este colapso está influenciado por la estructura del espacio-tiempo, lo que conecta la actividad cerebral con las leyes más profundas del universo.

    ¿Cómo funciona este proceso?

    Según la teoría, los microtúbulos pueden mantener estados cuánticos coherentes dentro del entorno cerebral. Cuando estos estados alcanzan un umbral determinado, colapsan, produciendo un evento consciente.

    Estos colapsos ocurrirían miles de veces por segundo, lo que daría lugar a la experiencia continua de la conciencia.

    Desde esta perspectiva, la conciencia no surge sólo de conexiones eléctricas y reacciones químicas, sino de una danza cuántica que sucede en lo más profundo de nuestras células.
    Esta visión plantea que el cerebro sería más bien una especie de receptor o modulador de conciencia, no su única fuente. Es decir, la conciencia estaría presente en el universo de manera fundamental, y el cerebro humano sería un instrumento afinado para percibirla, procesarla y manifestarla.

    La teoría Orch OR propone una nueva forma de entender la conciencia: no como un fenómeno aislado dentro del cerebro, sino como un proceso que está profundamente conectado con la física cuántica y el tejido del universo.

    Una visión que une ciencia y espiritualidad, y nos invita a reconsiderar quiénes somos… y qué es lo que realmente nos hace estar conscientes.

    Si querés profundizar en la teoría Orch OR, te compartimos algunos recursos confiables y accesibles:

    -Hameroff, S., & Penrose, R. (2014) – Consciousness in the Universe: A Review of the Orch OR Theory (lo podés leer aquí)

    Página oficial del investigador con resúmenes accesibles: hameroff.arizona.edu

    Wikipedia en español: Reducción Objetiva Orquestada

  • Descubrí cómo funcionan los mantras

    Descubrí cómo funcionan los mantras

    ¿Cuál es su efecto en el cerebro?

     

    ¿Alguna vez has sentido la necesidad de conectar contigo mismo y encontrar la calma en medio del caos? Los mantras, antiguas y poderosas herramientas de la espiritualidad, pueden guiarte en ese viaje hacia el bienestar interior y la armonía espiritual.

    Un mantra es más que solo palabras; es una vibración sagrada que resuena en lo más profundo del ser. Originados en las milenarias tradiciones hindúes y budistas, los mantras han sido utilizados durante siglos para liberar el potencial humano y alcanzar estados elevados de conciencia.

    ¿Cómo explican las neurociencias el efecto de los mantras en el organismo?

    Al repetir estas palabras sagradas, se activan ciertas áreas del cerebro que promueven la relajación y la claridad mental. Además, la vibración de cada mantra afecta directamente a nuestro sistema nervioso, generando una sensación de bienestar y reduciendo los niveles de estrés.

    Al cantar o recitar un mantra, nuestras mentes se enfocan completamente en el sonido y las vibraciones, liberándonos de pensamientos negativos y obsesivos. Los mantras pueden penetrar en niveles sutiles de la conciencia y reprogramar nuestro cerebro, haciendo posible la liberación de patrones negativos de comportamiento.

    Pero el efecto de los mantras no se limita solo a la mente. Estas poderosas expresiones sonoras también pueden influir en nuestro entorno y en nuestras relaciones con los demás. Al vibrar en sintonía con las frecuencias universales, los mantras pueden abrirnos puertas a nuevas oportunidades y atraer energías positivas hacia nuestra vida. Los mantras son una maravillosa combinación de lo espiritual y lo científico, lo que los hace aún más fascinantes y poderosos.

    El hecho de que el sonido sea una forma de energía con distintas longitudes de onda y vibraciones nos lleva a comprender cómo los mantras pueden tener un impacto directo en nuestro bienestar físico y mental. La idea de que ciertas longitudes de onda pueden curar mientras otras pueden romper una copa nos muestra la potencia y delicadeza del efecto de los mantras.

    Desde Bindi te proponemos incorporar los mantras en tu vida diaria y experimentar por vos mismo sus poderosos efectos para una autorrenovación.

  • ¿Pueden tus células escuchar?

    ¿Pueden tus células escuchar?

    Vibración, sonido y conciencia celular.

     

    Un estudio reciente realizado por científicos en Japón demostró algo asombroso: las ondas sonoras, aquellas que sí podemos oír con nuestros oídos, pueden modificar la expresión genética de nuestras células. En concreto, lograron detener la formación de células grasas y activar o desactivar más de 140 genes en el proceso.

    Aunque las células no tienen oídos, sí pueden “sentir” el sonido a través de un mecanismo llamado mecanotransducción: las vibraciones físicas del sonido se traducen en señales internas que afectan directamente el funcionamiento celular. Esta revelación está abriendo camino a un nuevo campo de estudio llamado sonogenética, donde el sonido se investiga como herramienta terapéutica para influir en condiciones como el cáncer, enfermedades neurológicas y la regeneración con células madre.
    Pero más allá del laboratorio, este descubrimiento toca una fibra profunda. ¿Y si todo nuestro cuerpo está “escuchando”, incluso cuando sólo creemos estar oyendo con los oídos? ¿Y si el sonido —como lo intuían muchas tradiciones espirituales antiguas— no sólo es arte o comunicación, sino también una medicina vibracional que reprograma la vida misma desde sus cimientos?

    Nikola Tesla lo dijo hace más de un siglo:

    «Si quieres encontrar los secretos del universo, piensa en términos de energía, frecuencia y vibración.«

    Hoy, la ciencia empieza a darle la razón.

    Si querés saber más:

    Estudio original

    La sonogenética

    Artículo en The Scientist

  • ¿Qué es la decodificación de la memoria celular?

    ¿Qué es la decodificación de la memoria celular?

    Desbloqueando situaciones de estrés.

    Cada experiencia que vivimos está codificada en nuestras células. Estas memorias afectan nuestra vida presente, a tal punto que nos predispone a percibir y a comportarnos de una forma predeterminada, ligada a nuestro pasado. Nuestras células guardan en un archivo todas las memorias relacionadas con un hecho asociado a la forma en que fue resuelto, y si el resultado fue doloroso o no. Cuando estamos bajo estrés, respondemos a las situaciones con los patrones que nos han permitido sobrevivir tanto a nosotros como a los miembros de nuestra familia.

    Estos patrones propios y transgeneracionales están grabados en la memoria de nuestras células y hacen que respondamos en forma automática para asegurarnos la supervivencia física o emocional. Si esto funcionó en el pasado, seguro volverá a salvarnos esta vez. Estos mecanismos psicoenergéticos bloquean nuevas respuestas creativas, ya que bajo estrés lo nuevo se vive como una amenaza y nuestro sistema de creencias se aferra a lo conocido, aunque sea improductivo.

    La decodificación de la memoria celular es una valiosa herramienta que nos permite acceder al archivo de nuestras memorias inconscientes, descubrir cuáles son los mecanismos que repetimos y liberar el estrés acumulado. Nos permite trabajar nuestras limitaciones y bloqueos, ya sean miedos, fobias, compulsiones, síntomas físicos, relaciones interpersonales, y/o dificultad para manifestarnos en las distintas áreas de nuestra vida. Esto nos habilita a recuperar la posibilidad de responder en forma renovada y consciente a los desafíos que se nos presentan, y expresar nuestro potencial creativo, dones y talentos para transformar nuestro presente, y también ofrecerlos para la creación de una nueva sociedad.

  • El saludo del desconocido

    El saludo del desconocido

    El cúmulo de maltratos, menosprecios y humillaciones genera una dureza y un evidente bloqueo a la empatía, lo cual puede ser la principal dificultad para el desarrollo de un mundo más bonito, sustentable y equitativo.

    Uno de mis mayores gustos en el día a día de la vida es hacer cada encuentro con alguien, conocido o desconocido, algo que les pueda alegrar el momento, aunque sea poquito para el resto de su día. Simplemente saludar con una sonrisa y hacer un poquito de conversación puede ser el cambio.

    Durante mucho tiempo no pude entender por qué otras personas no tienen ese mismo gusto, y ahora entiendo que el factor de mi propio privilegio también tiene que ver. Me explico: en nuestra sociedad no a todas las personas nos tratan igual. Las mujeres pueden vivir acoso o por lo menos insinuaciones muy desagradables; en esos casos, el ser amable ha dado justificación para algunos hombres. Otras personas por tema de raza o clase, sea de aspecto físico o forma de presentarse, pueden vivir discriminación, menosprecio, abuso, agresión o simplemente la falta de que puedan tener el mismo servicio en una tienda, por ejemplo. Naturalmente, al vivir estos tratos, se presentan ante el mundo de manera defensiva, demandante, exigente e incluso es probable que replique la agresión que vive contra otra persona, o de otra manera aprenden cómo compensar y contrarrestar para defender sus necesidades humanas; es decir; el menosprecio y la discriminación se ha convertido en un camino hacia la no felicidad personal y hacia la segmentación social, que de inmediato no se mira y, sin embargo, se siente.

    Dicen que en los primeros años de infancia la niña o niño forma una relación con el mundo que es de una de dos maneras: el mundo es un lugar amigable con el que puedo interactuar de forma abierta y con confianza o el mundo es un lugar en que hay que cuidarse, protegerse del mal prevalente en el mismo. Este trato lo pensamos como resultado de la vivencia en casa: En parte es cierto, pero por raza o clase -aunque la experiencia es que “aquí en casa estás a salvo” (que muchas veces no es cierto)- el mensaje es que “allá afuera hay que aprender a defenderse”. Tal vez la distinción se genera en la infancia, pero el resto de la vida se va reforzando la perspectiva. Así que hay una gran cantidad de personas que se aventuran hacia afuera con el escudo puesto.

    Algo que es más sutil: no todos estos menosprecios necesariamente parecen agresiones; a veces es condescendencia. Todas esas veces que decidimos “para” las personas en lugar de “con” las personas, esas veces que creemos saber mejor que ellos sobre su propio bien; puede ser la historia que hemos escuchado tantas veces cuando alguien le “ayuda” a alguien más y la persona no aprovecha la ayuda o abusa de la ayuda. Esas veces que decimos “malagradecido”. Eduardo Galeano hablaba de la diferencia entre la caridad y la solidaridad: “La caridad es vertical y se práctica de arriba hacia abajo, humilla a quien la recibe…” No creo que nadie agradece la humillación. Tenemos que entender que cuando estamos en nuestra posición de representante de una fundación o asociación o empresa, llevamos ese bagaje que no desaparece tan fácilmente; somos, para muchas personas, parte de “aquellos” que les humillan a través de la ayuda o la supuesta ayuda.

    Pero quiero ir un paso más. A veces, de maneras invisibles para nosotros, seguimos siendo aquellos que los humillan; cada vez que decimos hay que “educarlos”, cada vez que pensamos que somos los que sabemos cuál es la solución, que sabemos lo que necesitan saber y hacer.

    Además de ver hacia dentro de nosotros observando nuestros prejuicios y puntos de interpretación, también es importante ver lo sistémico y estructural. Damos un ejemplo: “La asistente de mostrador que no quiere dar una cotización por escrito a la indígena de Telixtac”. No es la asistente la mala persona que discrimina, incluso podés argumentar que no es ni el gerente ni la tienda que trata mal a la gente; podemos argumentar fidedignamente que es un sistema que, desde su estructura más elemental, promueve la discriminación y beneficia de ella, y normaliza la violencia desde lo más básico de esta estructura.

    Por eso es tan importante lo que dice la activista Angela Davis: “en una sociedad racista (todas las sociedades en el mundo) no es suficiente no ser racista, tenemos que ser antirracistas”, cuando las estadísticas muestran que el racismo no es una cuestión del pasado, que la realidad de la sociedad, el trato y los beneficios que experimentan las personas es drásticamente diferente para unos grupos, clases y razas que para otros. Intentar argumentar que la raza no es un factor actualmente, que “todos pueden salir adelante”, no solamente es una mentira: es una forma de no ver al otro, una anti-empatía que menosprecia su experiencia de vida y genera una barrera que imposibilitaría crear una nueva relación. Como dijo Van Jones, “es rara la persona blanca que tiene la capacidad de abrirse y sentir el dolor de las personas negras; se necesitan personas con una práctica espiritual profunda”.

    ¿Qué hacer? Lo primero, sencillo -y no a la vez-, es observar nuestros prejuicios y reacciones. Cuando no nos saludan, cuando nos ponen mala cara, cuando nos contestan cortante recordemos de nuestro privilegio y agradecemos nuestra propia resiliencia. Segundo -y eso también lo dice Van Jones-, hay que permitirnos sentir incómodos y estar bien con esa incomodidad; no taparlo, ni justificarlo, solo sentirlo.

    ¿Pero en lo estructural? ¿Cómo podemos ayudar a crear una nueva estructura social, un nuevo sistema socioeconómico y político que no esté construido y sostenido sobre la discriminación? ¿Cómo señalar y rechazar las manifestaciones constantes de la discriminación? ¿Cómo hacerlo no como una crítica personal a la “persona racista”, sino un desenmascaramiento del sistema que lo genera?

    Da un saludo interno y un buen día aparecerá contigo.

  • Despolaricémonos

    Despolaricémonos

    Tú y tu enemigo están de acuerdo en un punto importante…

    Charles Eisenstein lo explica de manera muy sencilla; dice que entre enemigos estamos de acuerdo con un fundamento básico: nosotros somos los buenos y los otros son los malos; Y nuestro enemigo piensa lo mismo (ellos tienen la razón, son pensantes, y los otros -o sea nosotros- estamos equivocados y no pensamos). Entre los países esta ha sido la estrategia desde que existe la civilización: convencer a su población de que el otro país es malo, injusto, inhumano, menos que humano, etc., para poder tener unida a las personas, sobre todo en las guerras, y en toda la política. Y es muy peligroso. En el caso de México, ahora los que hemos sido medianamente beneficiarios del sistema hasta hoy, ante la situación del actual gobierno, decimos que las masas están equivocadas, engañadas, ignorantes y sin educación; no tienen capacidad de entender lo que funciona y no en el sistema. Muy independientemente de mis posturas ante las diferentes políticas del actual gobierno, esa designación y condenación al “otro” como inferior e ignorante es sumamente arrogante; y tampoco cierto realmente -solo son perspectivas de la realidad de distintos puntos de vista o experiencias vividas-. La política económica no es ciencia, nadie puede decir con total certeza qué es lo que funciona, ningún sistema actual está funcionando, vivimos en el pleno insostenibilidad y eso es innegable. ¿O me vas a decir que ya íbamos bien? Este mismo discurso que, en este caso, expreso de la situación actual de México, ocurre en lo que hablan de Petro en Colombia, Castillo en Perú, Evo en Bolivia, Boric en Chile; pero también a la derecha así hablan de Bolsonaro en Brasil y Trump en Estados Unidos. Y también de Jesús en Nazaret.

    Desde esa conjetura, los que se oponen a estos personajes expresan la opinión que el personaje es un abusivo que aprovecha de la situación y engaña a la población; o sea, a los ignorantes. Les invito a que no lo veamos así. Creo que es mejor y más productivo pensar que estas personas nacieron, o emergieron, desde un contexto. El contexto formó al personaje que el sistema necesitaba para encontrar el equilibrio y corregir males que “business as usual”; o sea, el sistema como venía funcionando, no tenía manera de corregirse. Una disrupción era necesaria, así que el sistema concibe, engendra y da luz a un disruptor. Entonces ¿por qué tenemos los líderes que tenemos? Es un tema interesante de los líderes generados y nacidos del contexto de un pueblo. Hay un argumento que dice que algunos de estos líderes son reaccionarios ante el mal y otros son proactivos en la transformación del contexto, desatorando puntos de empate. Se puede poner los ejemplos de Nelson Mandela y de Mahatma Gandhi, formidables personajes que fueron efectivamente proactivos y desafiantes de los usos y costumbres de la oposición del momento (no hay que olvidar que sí eran oposición). Desafortunadamente hay mucha evidencia que en ninguno de estos dos casos hubo transformación; tal vez se evitó un enfrentamiento armado y sangriente en su momento cuando eso se esperaba, pero al final la estructura de sus sociedades siguió mayormente sin cambio: India está lejos de ser un país no violento y sigue con un alto grado de disparidad y pobreza; y Sudáfrica sigue mostrando una enorme segregación entre blancos ricos y negros pobres. ¿Confirmará que efectivamente aún el líder proactivo no puede cambiar el contexto, la realidad colectiva de la población que lidera? Para mí, parece indicarnos que efectivamente así es; ni el mejor líder puede cambiar la consciencia colectiva de los que lidera, por lo menos no de una forma como una solución rápida -el quick fix- que soñamos.

    Un comentario más al respecto: ¿a qué “contexto” refiero cuando digo que el contexto engendra el líder? No quiero apoyar la afirmación de algunos que dice que “los países tienen los líderes, o los gobiernos que merecen porque ellos los escogieron”. Esta aserción lo afirman igual cuando es un sistema democratico u otro sistema, ya que conformarse a otro tipo de sistema es elección de los pobladores, según el supuesto. No estoy de acuerdo -por lo menos no totalmente-, porque actualmente ningún país vive aislado de los demás. El contexto que genera la llegada del líder tiene tanto que ver con factores locales como con influencias externas. Esas influencias externas puede ser tangibles y obvios como invasiones, financiamientos de movimientos políticos o grupos de interés, venta de armas a un grupo u otro, mercados, inversiones, etc., pero también pueden ser influencias “blandas” como la humillación que vivió el pueblo alemán después de la Primera Guerra Mundial (además de la carga financiera), o la humillación del pueblo ruso después de la caída de la Unión Soviética.

    La nosotrificación de los líderes

    Carlos Lenkersdorf, lingüista que vivió 14 años con los Tojolabales mayas en Chiapas junto con su esposa, nos comenta de la estructura lingüística de los Tojolabales la constante forma de expresarse desde el “nosotros”. En los idiomas occidentales, por lo menos, y mucho más en tiempos modernos, tendemos a siempre hablar desde el “yo”: hice, comí, trabajo, pienso, y los Tojolabales casi siempre hablan desde el “nosotros”: hicimos, comimos, trabajamos, pensamos. Pone el ejemplo del robo de una vaca de una comunidad vecina. En nuestra típica forma de expresarnos en nuestra comunidad preguntaríamos, “¿quién de nosotros robó la vaca?”, y los Tojolabales preguntarían “¿quién de nosotros robamos una vaca?”, mas bien irían directamente a la pregunta “¿por qué robamos una vaca?, ¿que está desequilibrado en nuestra comunidad?”.

    Mientras que nosotros buscaríamos el culpable para castigar y cobrarle para seguir sin tener que hacer cambios los demás, ellos estarían indagando cómo sanar las relaciones de la comunidad que causaron el desequilibrio y el robo. ¿Qué tal si preguntáramos sobre la violencia y corrupción y la pobreza desde esta estructura gramatical? ¿Por qué nos estamos matando y violentando? ¿Por qué estamos generando pobreza? Tendríamos que dejar de buscar culpables de los problemas, mirarnos y preguntarnos qué estamos haciendo colectivamente que genera violencia y pobreza.

    Lo más importante: no deshumanizar al otro

    El cambio de paradigma más importante que podemos promover es dejar de ver el otro como ajeno y, sobre todo, dejar de verlo como menos que uno (menos preparado, menos educado, menos inteligente, menos pensante). Tengamos curiosidad de entender su punto de vista. Busquemos entender al otro más allá de las posiciones políticas, sociales y económicas en la superficie para entender la esencia humana que genera esas posiciones. Estoy seguro de que si tomamos el tiempo de entender, comprender, escuchar y sentir a la otra persona, saldremos con un tercer camino mucho mejor que su camino y de tu camino también…